Amar, amar, amar…

_MG_1755Soñadoras, luchadoras, brillantes, maravillosas, con energía, con valentía, con amor… mil virtudes.

Os voy a contar una historia de una mujer que se esforzaba por lo que hacía, por su trabajo, por su casa, por sus amistades y sobre todo por su amor. Ese amor que todo lo vale, que todo lo quiere. Pensaba día y noche en como complacer, como sorprender, como cuidar, tanto, que todas sus energías iban dedicadas a ello. Tanto es así, que muchas veces, no le quedaba energía.

Entonces cuando esperaba recoger de su amado o de su meta, fuera cual fuere, a la que tanto se había dedicado, sorprendentemente no lo recogía. No encontraba todo ese amor que esperaba ver, que tanto cuidaba. Incluso a veces, encontraba, alguna mala cara, algún mal gesto, poco tiempo de dedicación, lo que le hacía sentirse totalmente triste.

¿Por qué le sucedía a ella si tanto había dado? ¿Si tan maravillosa era?

Esta historia no es única. Es la historia de muchas mujeres y de algunos hombres, que aprendieron a dar, pero quizás no a «quererse». Si daban tanta energía al resto y a ellas no, ¿qué les quedaba para ellas?

Quizás si conocieran que el secreto está en ellas mismas, en ellos mismos. Que la solución no está en cuán maravillosas puedan ser con los demás, sino con ellas mismas. Uno mismo es el que más se conoce, el que mejor sabe que quiere y que necesita. ¡Atrevámonos a conocernos!

Te propongo un trato… Date un capricho a ti misma, a ver qué tal sienta.

Robin Norwood, nos habló sobre este tema en profundidad en «Las mujeres que aman demasiado».


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